El Camino de Santiago es un viaje en muchos sentidos. No solo es un viaje físico a lo largo de cientos de kilómetros; para otras personas puede ser un viaje espiritual, un viaje a lo largo de la historia, del arte, del paisaje y, por qué no, de la tradición gastronómica de la ruta.
El norte de España siempre ha sido tierra de buen comer y buen beber. A lo largo de las diferentes regiones que atraviesa el Camino de Santiago el peregrino tiene la oportunidad de experimentar un fascinante mundo de sabores. La ruta jacobea no solo es una delicia por la oportunidad de probar variados platos, sino también por los fantásticos vinos con los que el caminante puede saciar su sed.
El peregrino amante de la enología descubre nuevos vinos allá por donde pasa, ya que el Camino Francés atraviesa varias denominaciones de origen, algunas de gran prestigio: Navarra, Rioja, Cigales, Ribera de Duero, Tierra de León, Bierzo, Ribeira Sacra y Rías Baixas.
Para disfrutar de semejante oferta de vinos, hay dos grandes posibilidades:
- Ir probando las distintas variedades a medida que se realiza la ruta habitual por el Camino Francés, desde Roncesvalles a Santiago.
- Planificar un Camino de Santiago enológico, más relajado, con más tiempo y haciendo parada en bodegas que ofrecen visitas y experiencias.
Sin duda, el segundo plan es muy atractivo para los más amantes del vino, ya que muchas bodegas han sabido explotar la relación entre el Camino y el vino, que se remonta a la Edad Media, y abren sus puertas a los caminantes.
Las denominaciones de origen del camino
Los interesados en explorar los aromas, sabores y colores del Camino de Santiago encontrarán interesantes propuestas en cada una de las denominaciones de origen por las que pasa la ruta jacobea.
Navarra
Cuando pases por Navarra no puedes dejar de probar un buen rosado, especialmente en verano, para refrescarte de la dureza del Camino. Te sorprenderá su aroma afrutado y fresco.
Rioja
Tierra de vinos por excelencia, La Rioja ha alcanzado la Denominación de Origen Calificada por su renombre en todo el mundo. Los vinos de Rioja son elegantes, aterciopelados y equilibrados.
Cigales
Situada entre Palencia y Valladolid, Cigales es una denominación de origen joven aunque la tradición vinícola se remonta a la Edad Media. En Cigales encontramos tintos frescos y afrutados, y sobre todo rosados.
Ribera del Duero
Otra de las grandes tierras de vino, Ribera del Duero deleita al peregrino con vinos tintos elaborados con la variedad autóctona Tempranillo, su seña de identidad.
Tierra de León
La variedad Prieta Picudo es la que confiere su particular carácter a los vinos de Tierra de León, ya que es la uva predominante. El resultado son tintos aromáticos y equilibrados.
Bierzo
La última denominación de origen con la que se encontrará el peregrino antes de entrar en Galicia la del Bierzo, en la que predomina la variedad Mencía. Esta uva, que durante muchos años ha pasado desapercibida, ha demostrado que puede ofrecer vinos con gran personalidad y muchos matices.
Ribeira Sacra
Si hay algo que distingue a esta denominación es la difícil orografía en la que se crían los viñedos, en terrazas con vistas a los ríos Miño y Sil, y que hace que todo el trabajo sea manual. Aquí te proponemos que te dejes llevar por sus vinos blancos, afrutados y ácidos.
Rías Baixas
En las últimos kilómetros antes de llegar a Santiago de Compostela, el vino tiene un nombre: albariño. De color amarillo brillante, aromas frutales y acidez justa, el albariño es el compañero perfecto para acompañar la gastronomía gallega.
¿Se te ocurre un mejor plan para celebrar tu llegada a Santiago que abrir un buen vino?