El Camino de Santiago es una ruta de peregrinaje milenaria formada por distintos caminos que cruzan la península ibérica de norte a sur y de este a oeste en su travesía hasta Santiago de Compostela.
A pie, en bici, a caballo o cualquier otra manera que te lleve a Compostela es una alternativa interesante para vivir una experiencia única, un viaje espiritual cargado de significado y verdaderamente trascendental.
Con cada kilómetro su magia te irá envolviendo hasta el punto de hacer tuyos cada uno de los valores propios e intrínsecos al Camino de Santiago. Pregunta a otros peregrinos y verás que, tras el Camino de Santiago, nada es igual, esos valores se quedarán para siempre contigo, en cada nueva aventura en tu día a día, formarán parte de ti.
Tras el auge vivido durante la Edad Media, esta ruta cayó en el olvido para volver a ser recuperada siglos después hasta convertirse en la actualidad en una de las rutas más transitadas del mundo. Movidos por causas o retos muy diferentes, bien sea por la simple oportunidad de conocer otras culturas y territorios, por la espiritualidad, devoción, promesas, etc, viajeros procedentes de distintas partes del mundo deciden cada año emprender la aventura.
Es tal su dimensión que hay quien se refiere a la ruta hacia Compostela como el Camino de la vida por su fuerte conexión con los sentimientos y emociones de los que viven la experiencia y que nos hacen poner especial atención en los valores del Camino de Santiago.
Son muchos los artículos, guías y foros en los que los peregrinos que realizan esta peregrinación coinciden en la importancia de la fuerza, tanto física como mental, para vivir el Camino de Santiago; una fuerza que les lleva a sentir una gran satisfacción en su llegada a Santiago de Compostela.
La fuerza y la satisfacción en tu llegada a Compostela
Sabemos que la fuerza es la capacidad que tiene un cuerpo para realizar alguna acción, y que debemos aplicar esta capacidad sobre algo para lograr lo que deseamos. Es la fuerza de voluntad el que enciende la llama, el motor de la fuerza física y de la capacidad de superación uno de los valores del Camino de Santiago.
Como dijimos anteriormente, son muchos los peregrinos que realizan esta ruta caminando, en bici o de cualquier otra manera que siempre requerirá de la fuerza en cada una de las etapas. Cada una de ellas supone al menos unos 20 kilómetros diarios y es aquí es donde la fuerza hace su aparición. A pesar de los dolores, calambres, ampollas, torceduras, tendinitis, entre muchos otros factores que se puedan presentar a lo largo de esa distancia tan amplia.
La fuerza física y mental en el Camino de Santiago
Debemos tener la capacidad física para realizar una travesía tan larga, cumpliendo una cantidad de kilómetros por día, para mantenernos sanos, y descansando algunas horas para lograr llegar a la meta. La fuerza física es indispensable para lograr recorrer todo el Camino de Santiago.
Además de la fuerza física es necesario ejercitar y desarrollar la fuerza mental, tenemos que tener la convicción de que lo lograremos. Aunque la fuerza física nos falle en algún momento entre tantos kilómetros, la fuerza mental nos ayudará a convencer a nuestro cuerpo de que debemos completar el recorrido. ¡Todo se trata de la mente! Esta es una fuerza muy potente, muchas veces, sin tener la fuerza física adecuada, el poder de la mente nos ayuda a conseguir lo que nos proponemos.
La fuerza interior en el Camino de Santiago
La fuerza interior, esta fuerza puede que la dicte la fe en ti, la creencia, la esperanza de conseguir realizar el recorrido por completo. La fuerza interior te acompaña y la manejas tú mismo. Esta es la verdadera fuerza, la que controla a la mental y a la física.
El Camino de Santiago no es un recorrido fácil de completar, se necesita dedicación, empeño, amor, devoción y fuerza. Muchos lo logran gracias a la motivación que sienten al ver a los demás peregrinos realizarlo, conversar con ellos, conocer personas que hicieron hasta lo imposible para estar allí, y a quienes vienen de países tan lejanos solo para visitar y disfrutar de una ruta eminentemente espiritual.
El motivo que mueve a una persona a vivir esta experiencia, se convierte en su fuerza para completarlo. Una fuerzas que tiene su mayor recompensa cuando das los primeros pasos en las calles de Santiago y cuando recoges la Compostela en la Oficina del Peregrino, una de las instantáneas más típicas en las calles de Compostela.
Durante tu recorrido conocerás tantas personas que convertirán tu avenutra en algo especial, te darán ánimos, fuerzas para seguir, conocerás historias que te inspirarán y además disfrutarás de la naturaleza y del patrimonio inigualable que ofrece esta ruta milenaria.
Sabemos que no será fácil, pero si tenemos una fuerza que nos motive, entusiasme y nos llene de alegría podremos conseguir todo lo que nos proponemos. El dolor estará presente en algunas partes del camino, pero es más grande nuestra fuerza y entusiasmo para conseguir completar la aventura.
¡Todo se trata de la fuerza con la que hagamos las cosas!
¿Cuál es tu fuerza?