CARAVIA
Al salir del albergue debemos retroceder por los últimos metros del tramo que hicimos en la etapa anterior hasta llegar al mojón en el que tomamremos el desvío de la izquierda. Por el camino empedrado descenderemos hasta vega, una encantadora aldea emplazada junto al mar. Pasaremos por la Capilla de Santa María Magdalena y bajaremos hasta la playa para cruzar el puente. El camino de la izquierda se encuentra casi todo el año embarrado, por lo que es importante tener cuidado, especialmente cuando comencemos el ascenso por la ladera del Monte Cueto en dirección a Berbes. Tras pasar la verja, saldremos a la N-632 para tomar el camino que nos lleva hasta el pueblo.
Después de pasar Berbes, cruzaremos la carretera nacional y descenderemos por un sendero estrecho que cuenta con abundante vegetación. Un trayecto que alterna carretera y caminos por los que vamos atajando. Saldremos de nuevo a la carretera y tras un falso llano llegaremos al arroyo de la Régula. Los kilómetros que nos aguardan son los más bonitos de la etapa ya que discurren entre eucaliptos y helechos por la ladera de la montaña junto al mar.
COLUNGA
Tras pasar La Isla, continuaremos caminando tres kilómetros y medio hasta el centro de Colunga donde podremos aprovechar para descansar. Al marcharnos, tomaremos el desvío de la A-258 hasta Infiesto y luego el desvío de la CL-1 hasta Pernús. Tras pasar esta localidadm, comenzaremos a subir un tramo de kilómetro y medio que nos lleva hasta La Llera. Más adelante nos encontraremos con la Iglesia de San Salvador perteneciente a la población de Priesca, la más antigua de las iglesias prerrománicas asturianas.
Continuaremos por el camino de la derecha para bajar hasta La Vega. En tan sólo un kilómetro descenderemos casi 100 metros. Seguiremos por la orilla del río hasta Sebrayo donde se encuentra el albergue.
ESPECIAL ATENCIÓN
El trayecto que discurre por la playa de Vega se encuentra muy mal señalizado. Tras pasar el puente sobre el arroyo del Acebo y llegar a la playa, deberemos seguir las rodadas y ascender
por la ladera del monte sin perder nunca de vista el mar.