Terradillos de los Templarios
Dejamos atrás la villa templaria por la P-905 para tomar posteriormente una pista situada entre dos arroyos, el de San Juan y el de la Huelga. El camino es muy agradable entre campos de cereal y chopos hasta llegar a Moratinos, donde merece la pena visitar la iglesia de Santo Tomás de Aquino y las bodegas excavadas en la tierra.
En tan solo 2 kilómetros llegamos al último pueblo de la provincia de Palencia que recorreremos en nuestro camino, San Nicolás del Real Camino. Tras cruzar el río Sequillo tomamos el sendero de peregrinos que discurre en paralelo a la N-120 y nos adentramos en tierras leonesas. Tras cruzar el río Valderabuey llegamos a la ermita de la Virgen del Puente.
Sahagún
Tras disfrutar de la ermita de estilo románico mudéjar nos adentramos en Sahagún por la Ronda de la Estación. En esta localidad se puede disfrutar de más muestras de arte mudéjar como las iglesias de San Lorenzo y San Tirso. Después de cruzar el arco de San Benito, de estilo barroco, dejamos atrás Sahagún cruzando el puente Canto.
Continuamos caminando en paralelo a la N-120 hasta llegar a una marquesina en la que se indica una bifurcación del camino. Nosotros continuaremos de frente por el Real Camino Francés que nos llevará hasta Burgo Ranero. Durante 32 kilómetros continuaremos por un camino de tierra creado especialmente para los peregrinos dejando a un lado la ermita de Nuestra Señora de Perales y la cruz erigida en recuerdo al peregrino Manfred Kress.
Bercianos del Camino recibe a los peregrinos con una fuente con forma de vieira en la que refrescarse y ofrece una lección de arquitectura leonesa de primera mano en la que el adobe es el material principal. Continuamos por la pista de peregrinos hasta el viaducto de la A-231 y finalmente El Burgo Ranero.
El Burgo Ranero
En El Burgo Ranero podremos descansar de la larga jornada y disfrutar de la calle Mayor y del crucero en memoria de los niños.
ESPECIAL ATENCIÓN
La etapa número 17 no presenta más dificultad que su longitud, más de 30 kilómetros que tras varios días de camino repercuten en las piernas del peregrino.