En la Edad Media los peregrinos más pudientes realizaban el Camino de Santiago a lomos de un caballo o de un asno. Hoy la antigua tradición de peregrinar a caballo se está recuperando, aunque no es la más habitual y exige una organización extra.
Para realizar el Camino de Santiago a caballo existen dos grandes opciones: confiar en una empresa especializada para viajar en grupo, o hacerlo por cuenta propia, gestionando todos los detalles.
Sea como sea, hacer el Camino de Santiago a caballo supone una emocionante experiencia, con un compañero de aventuras muy especial.
Las dificultades a las que se enfrentan los jinetes que se deciden a peregrinar a Santiago no son pocas, pero se pueden solventar siguiendo algunos consejos básicos:
- El caballo debe estar en perfectas condiciones y no asustarse fácilmente. Durante el Camino tendrá que andar junto a coches, perros y otros peregrinos.
- Tanto el animal como el jinete necesitan un entrenamiento previo, de hasta 3 meses si se piensa hacer el Camino entero. El caballo es un animal fuerte pero también necesita su descanso, por eso es aconsejable parar durante un día cada semana o cada 10 días.
- El peregrino debe estar preparado para montar durante horas y para andar cuando el caballo lo necesite.
- La longitud de las etapas a caballo oscila entre los 15 y los 40 kilómetros. Hay que considerar la dificultad y desnivel de cada tramo, y las opciones de alojamiento. Ten en cuenta que si no encuentras un albergue con cuadra, puede que necesites un tiempo extra para llegar hasta la cuadra y luego desplazarte tú hasta tu alojamiento.
- Todos los jinetes deberían llevar un mínimo equipo de seguridad: casco y chaleco reflectante para asegurar su visibilidad en días de lluvia.
- El botiquín básico para el caballo incluye un kit de herraje de emergencia, desinfectante, cremas, gasas, pinzas… No está de más preparar una pequeña lista de herreros por cada zona por si surgiera un imprevisto.
- Reserva con antelación el alojamiento y busca los hospedajes más cercanos a la ruta para no hacer kilómetros de más.
- Si cuentas con un coche de apoyo puedes transportar contigo el pienso para el caballo. En caso contrario tendrás que repartirlo por la ruta antes de salir o prever dónde comprarlo.
Con una adecuada planificación, realizar el Camino de Santiago a caballo es una vivencia que merece la pena.